

The proposed action consists of interpreting and recording specific
cover scenes from two famous movies in a different context but keeping
their original audio. The general scenery will be a shopping mall in
Alcorcon, around 19 miles away from Madrid. Groups of three speculators
must play and record one scene from `The Good, the Bad and the Ugly´,
and one more to choose between two given movie scenes in the films
`Bananas´ and `Women on the Verge of a Nervous Breakdown´. One scene
will be recorded in Ikea Shopping Center.
Esta acción trata de interpretar y grabar escenas determinadas de dos
películas muy famosas en otro contexto, manteniendo el audio de la
versión original.
En esta ocasión, en el centro comercial de Alcorcón, a treinta
kilómetros de Madrid, un grupo de tres especuladores tendrá que grabar
la reinterpretación de una escena a elegir entre las dos indicadas
pertenecientes a las películas ´bananas¨ o ´mujeres al borde de un
ataque de nervios´ y otra segunda obligatoria escogida de ´el, bueno,
el feo y el malo´. Una de las grabaciones tendrá que desarrollarse
dentro de IKEA:
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The action took place when students were already halfway through the
course. Speculactors had created a bond of comradeship and complicity
which allowed them to figure out ways of rebelling through modifying
the question wording. We were surprised by their courageous and
imaginative decisions, which proved that they had achieved the
objective of autonomous and independent learning. The most successful
result was the remake of the scene from the film ´The Good, the Bad and
the Ugly´, where they simply destroyed the concepts of individualism
and competitiveness to develop synergy. Then, there were seven Goods,
seven Bads and seven Uglies who played the best five-minute performance
ever seen in Alcorcon. The course could have been considered ´complete´
then, since there was nothing left to learn, at least from
us.
Acción que se introduce en el curso cuando este ya ha superado el
ecuador y los alumnos han desarrollado un sentimiento de camaradería y
complicidad que permite imaginar acciones de rebeldía mediante la
alteración de los enunciados que les damos.
Consiguieron sorprendernos y lo hicieron con valentía, imaginación y
demostrando haber logrado el objetivo de la asignatura de autonomía e
independencia en el aprendizaje. El sorprendente éxito consistió en el
remake de la escena dada de la película "el bueno, el malo y el feo".
Simplemente destrozaron el concepto de uno, para ser grupo: hubo siete
buenos, siete malos y siete feos que interpretaron dos minutos en unos
escenarios, con un atrezzo y un tempo difícil de superar por
nadie.
Pudimos haber cerrado el curso, porque no tenían nada que
aprender.
¡Vedlo por vosotros mismos!
Miramos los espacios como lugares sólidos, quietos, pasivos. Vemos en
ellos objetos concretos, inmutables. Serios, cargados de
respetabilidad. Sillas que no agitan ni una pestaña. Tenedores en
perfecta formación. Lámparas y móviles de Calder congelados en
posiciones imposibles. Electrodomésticos nuevos, listo para usar,
quietos, como perfectas estatuas griegas. Hieráticas y graves como sólo
ellas pueden serlo. Son cariátides del consumo y del diseño estilista y
puro, que no permite manchas ni ruidos de fondo. Hacemos fotografías de
autor de esos espacios y arquitecturas eliminando no sólo las personas
descontroladas, las que no son maniquíes y actores preparados, sino
también lo vibrátil, la algarabía, la murga. Nuestros ojos se han
acostumbrado a mandar. Y mandar significa trabajar poco, ver instantes
congelados. Pero la materia vibra. Estas letras oscilan. Nuestros
bordes, es decir, nuestra piel y contorno están en constante
oscilación. Los perfiles de las cosas se difuminan porque están
agitados por nuestra presencia. No son líneas. Son cuerdas que
palpitan. Somos más, vacío y partículas elementales en movimiento, que
masas quietas y perennes. Y esos, esas cosas, hablan de sonidos.
Sonidos ordenados o verbenas de ruidos. Cuando veíamos más, en realidad
oíamos esas cuerdas, rodeándonos por todos lados. Incluso dicen que
oímos esos movimientos en lugares sin sonidos, por ejemplo una cámara
anecoica. Dicen que, al menos, uno sordo rítmico y otro agudo,
explosivo. Uno el de las células del corazón. El otro las del cerebro,
las neuronas. Nuestra presencia golpea a todo lo que nos rodea. Allí,
entonces, hay ya un sonido. Los espacios están llenos de cosas que
tienen sus propios movimientos. Se han puesto en marcha ellas mismas,
solas. Bailan y percuten. Debemos ser capaces de verlo, de oírlo. Las
cosas se mueven haciendo ruidos. La arquitectura no es el lugar de los
planos fijos sino que es el conjunto de las cosas que se mueven, que
hacen ruido; caen, se golpean. Castañean, se baten una sobre la otra.
Los espacios tienen, acogen, generan, sonidos. Ruidos latentes. Y
cacofonías mecánicas. Te mueves en tu vivienda y generas sonidos. La
usas y causas sonidos. Te aburres y fabricas sonidos para no volverte
loco. Para que no esté todo quieto, una casa como un cementerio de
cadáveres elegantes. Se trata de ver un lugar como una caja de
resonancia, o una arquitectura como una orquesta. Accionar los
elementos de nuestros edificios como instrumentos de percusión. De
usuarios de programas a baterías de la improvisación. Nunca haríamos un
reportaje de un espacio con una grabadora y eso es lo que estamos
imaginando.
ENTREGA.