

The proposed action consists of using the web with the only purpose of provoking the maximum possible impact on the parliamentary elections held in Spain on November 20, 2011.
Diseñar y desarrollar una acción en la red cuyo único objetivo sea provocar un máximo impacto en las elecciones generales del 20 de noviembre.
The eight-week course of the action made it be the longest one. The election results made it be the greatest failure in the course. As my mother used to say, the most important thing in life is the struggle. No comment.
Ocho semanas de duración la convierten en la especulacciön más larga del curso. Los resultados de las elecciones la convierten en el fracaso más grande del curso. Parece que lo importante era participar; dice mi madre. Sin comentarios.
Hacer, de por sí, tiene una componente, una reacción y una influencia sobre lo político. En este caso es evidente y directa. Pero igual pasa con la acción de proyectar o con cualquier otra acción que hagamos. Todas las acciones son hechos políticos. Y creo que lo son porque son acontecimientos que necesitan de un nosotros. Es un nosotros que está en los que ejecutan o/y en los que están enfrente del que ejecuta que a lo mejor es un individuo solitario. No hay acciones biunívocas entre dos sujetos aislados. Eso serán relaciones personales. Allí no aparece todavía el componente político. Dicen los filósofos del lenguaje que decir nosotros es un “acto de habla” performativo. Hay enunciados o palabras, que tienen esta característica; al ser expresados se realiza un hecho. El que enuncian. O el que por ser un plural, como esta palabra, nosotros, obliga a realizar como acto social. Es fantástico que determinados sustantivos lleven una acción constitutiva adosada a su esencia, al igual que si fuesen verbos. Por ello digo que lo político, al ser un acaecimiento del nosotros, es otro caso de acto de habla actuante. (¿Será arquitectura otro?) Hay dos concepciones de lo político según el grado de generalización que demos al tipo de relaciones sociales. En un extremo, el más restrictivo, encontramos el que refiere sólo a un tipo de relaciones que determina la forma de gobernarnos en el mundo. Es concreto y reductivo, con reglas claras y fuerza para aplicarlas. En el segundo extremo, el más amplio, habla también del mismo tipo de orden pero considera que todas las relaciones sociales tienen ese componente político y no cabe aislarlo en una ciencia específica. Su capacidad de dominar es menor pero su capacidad de influir es mayor al ser generalista. Allí es donde nos encontramos. El artista asumió su componente política desde hace tiempo, liberándose de representar la que el cliente le dictaba. En cierto momento, los escultores por ejemplo, se negaron a tallar monumentos que simbolizaran hechos históricos o políticos con los cuales no comulgaban. El arte fue crítico y ya no tendrá más apoyo oficial. Hoy ni lo solicita, ni lo quiere. Ni lo necesita. No pertenecerá a la política sino a lo político. El arte no representa sino que genera reflexiones. Lo vemos claro. La manipulación política pasó del promotor al ejecutor. Pero en el espacio esta revolución ideológica no ha llegado todavía. Los ejecutores no nos hemos revelado aún. No hemos pasado la reflexión del resultado hacia la razón crítica que lo sustentaría ante el sustantivo del nosotros.
ENTREGA