DECONTEXTUALIZED STEALaction /ROBOacciön DESCONTEXTUALIZADO
The proposed action consists of stealing five objects in the School of Architecture at UPM. Groups of three speculactors must steal five different things from an office, a crowded space, a silent space, a class session and an individual person. Each object will be photographed in a decontextualized setting and then returned to its original location. Every student must fulfill three functions: to keep watching, to steal something and to record the process.
En grupos de tres, cada grupo deberá robar cinco objetos de la Escuela (de un despacho, de un espacio lleno de gente, de un espacio en silencio, de uno en clase y una persona sola) ; fotografiarlos en cinco escenarios descontextualizados diferentes y volverlos a dejar en su sitio original. Cada miembro del grupo deberá cumplir los tres roles de vigilar, grabar y robar.
The action had been conceived as an introduction to estrangement through the defamiliarization of objects closely linked to settings. However, it obviously became a risky action that had unexpected consequences. At some point in time we felt very confused, like when were called to be told that a student had been caught stealing two books in the library. When we knew that he insisted he was performing an action and refused to say his professors’ names, we considered we had been at least accessories to that situation and lied for him. Another group was surprised by some staff members when they were trying to put a piece of furniture into the private elevator. The cabinet was 2m wide x 1,5m high and kept the official files from School Secretariat. «The director of the School wants to check some reports and he cannot come over…», they said. It was just amazing!
Aunque la acción había sido concebida como una iniciación al extrañamiento mediante la desfamiliarización de objetos asociados a ambientes, se convirtió en una acción de riesgo que evidentemente tuvo consecuencias inesperadas. Cuando nos llamaron que había sido detenido un chico en la biblioteca porque le habían pillado robando dos ejemplares, no supimos que hacer. Pero cuando añadieron que el alumno insistía en que estaba realizando una acción y se negó a dar los nombres de sus profesores, nos sentimos cómplices y mentimos por él. Distinto fue cuando pillaron a tres intentando introducir en el ascensor un mueble de aproximadamente 200 cms de ancho y 150 de alto que contenía los archivos oficiales de Secretaria. “Vamos a llevar unos informes al director que quiere verlos y no se puede acercar hasta aquí…..”: ¡alucinante!
El arquitecto es un ladrón de conceptos e imágenes. Un simple ladrón. También de personalidades. Nos apropiamos de todo; de todo lo que nos rodea, de todo lo que vemos y no vemos, de todo lo que hacemos y dejamos de hacer, pero sobre todo, de lo que hacen otros. De lo que aprendéis y lo que olvidáis, de lo que nos gusta, de lo que desconocemos, de los que sois. Sólo robamos lo que está fuera de nosotros. Nos movemos por el mundo con los ojos superabiertos, observando todo a nuestro alrededor como un cleptómano que selecciona lo próximo que se va a llevar. Somos cazadores dispuestos a llevarnos cualquier presa o sueño. Porque proyectar es descontextualizar todo eso que nos hemos llevado. Lo que hemos robado. Cambiarlo de sitio para que en su nueva posición o en un nuevo orden produzcamos nuestro nuevo significado personal. O que el objeto sea particular aunque no tenga significados. Hace falta práctica para robar. No es coger sin más. Ni tomar prestado, alargando simplemente la mano. Antes hay que seleccionar. Estudiar el caso, los objetos, su posición, el entorno, donde está, quien lo tiene. No es necesario conocer quien lo pensó, ni para donde se va a utilizar o donde lo vamos a poner. Sólo es necesario intuir las posibilidades de ser más de lo que es ahora. Aunque hoy, esa intuición es sustituida por la prueba y el error. Por lo que las posibilidades de lo raptado quedan supeditadas a la relación sentimental que establezcamos con ella. Apropiarse es robar y cambiar de sitio. Las mínimas diferencias lingüísticas, las establecen las leyes y las personas que califican nuestros actos. La memoria son los robos personales de los hechos comunes de la historia colectiva. La intuición es una apropiación seleccionada, anticipada y reconocida como satisfactoria después de vista. La imaginación es una colección de escamoteos, filtraciones y depredaciones. Las influencias es simplemente el repertorio oculto de todo esto. Lo que nos fascina inicialmente es la propia acción, el cuento de cómo se hizo. El riesgo. Las miradas que se enteran de lo que está pasando. En el fondo, todo lo que es anterior a la operación y a la obra. Lo que hemos descubierto después, aprendido al cabo de un cierto tiempo de practicarla, es que lo que es más valioso es donde dejamos el objeto o la personalidad robada. Lo que hacemos con el material. La apropiación hecha, que es la relación personal que estableceremos con el objeto escamoteado