DOMESTIC ACCOMPANIMENTaction /ACOMPAÑAMENTIZacciön DOMÉSTICA

The proposed action consists of creating an accompaniment for two
extracts [00:00/00:57 and 02:27/ 04:10] of Queen’s Bohemian Rhapsody.
The added sounds will come from both the elements used and the
activities produced in three domestic spaces: bathroom, kitchen and
one’s own body. The action will be developed in trios, who will present
the sound track separately and incorporated into the original
base.
Esta acción trata de crear el acompañamiento musical a dos fragmentos
(00:00 - 00:57 y 2:27 - 4:10) de la melodía Bohemian Rhapsody de Queen,
mediante los sonidos producidos por las acciones y los elementos
propios de tres espacios domésticos: el cuarto de baño, la cocina y
nuestro propio cuerpo. Se entregará la banda sonora sola y acompañando
a la base original.
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The
action had a high level of complexity, not in terms of technical
implementation but rather with respect to the recording quality and the
difficulty of the song itself. Failure was turned into success thanks
to Ioannes’ masterful hand. He overlapped all bands and created an only
unprecedented melody that perfectly put the listener in the context of
human body activity in domestic space.
Acción con un elevado grado de complejidad, no por la ejecución en sí,
sino por la calidad de la grabación y la propia dificultad de la
melodía. Debido a ello, el fracaso se convirtió en éxito gracias a la
mano maestra de Ioannes que superpuso todas las bandas en una sola,
creando una melodía sin precedentes que te situaba en la propia acción
del cuerpo y el espacio doméstico
Miramos los espacios como lugares sólidos, quietos, pasivos. Vemos en
ellos objetos concretos, inmutables. Serios, cargados de
respetabilidad. Sillas que no agitan ni una pestaña. Tenedores en
perfecta formación. Lámparas y móviles de Calder congelados en
posiciones imposibles. Electrodomésticos nuevos, listo para usar,
quietos, como perfectas estatuas griegas. Hieráticas y graves como sólo
ellas pueden serlo. Son cariátides del consumo y del diseño estilista y
puro, que no permite manchas ni ruidos de fondo. Hacemos fotografías de
autor de esos espacios y arquitecturas eliminando no sólo las personas
descontroladas, las que no son maniquíes y actores preparados, sino
también lo vibrátil, la algarabía, la murga. Nuestros ojos se han
acostumbrado a mandar. Y mandar significa trabajar poco, ver instantes
congelados. Pero la materia vibra. Estas letras oscilan. Nuestros
bordes, es decir, nuestra piel y contorno están en constante
oscilación. Los perfiles de las cosas se difuminan porque están
agitados por nuestra presencia. No son líneas. Son cuerdas que
palpitan. Somos más, vacío y partículas elementales en movimiento, que
masas quietas y perennes. Y esos, esas cosas, hablan de sonidos.
Sonidos ordenados o verbenas de ruidos. Cuando veíamos más, en realidad
oíamos esas cuerdas, rodeándonos por todos lados. Incluso dicen que
oímos esos movimientos en lugares sin sonidos, por ejemplo una cámara
anecoica. Dicen que, al menos, uno sordo rítmico y otro agudo,
explosivo. Uno el de las células del corazón. El otro las del cerebro,
las neuronas. Nuestra presencia golpea a todo lo que nos rodea. Allí,
entonces, hay ya un sonido.
Los
espacios están llenos de cosas que tienen sus propios movimientos. Se
han puesto en marcha ellas mismas, solas. Bailan y percuten. Debemos
ser capaces de verlo, de oírlo. Las cosas se mueven haciendo ruidos. La
arquitectura no es el lugar de los planos fijos sino que es el conjunto
de las cosas que se mueven, que hacen ruido; caen, se golpean.
Castañean, se baten una sobre la otra. Los espacios tienen, acogen,
generan, sonidos. Ruidos latentes. Y cacofonías mecánicas. Te mueves en
tu vivienda y generas sonidos. La usas y causas sonidos. Te aburres y
fabricas sonidos para no volverte loco. Para que no esté todo quieto,
una casa como un cementerio de cadáveres elegantes. Se trata de ver un
lugar como una caja de resonancia, o una arquitectura como una
orquesta. Accionar los elementos de nuestros edificios como
instrumentos de percusión. De usuarios de programas a baterías de la
improvisación. Nunca haríamos un reportaje de un espacio con una
grabadora y eso es lo que estamos imaginando.